Pasan las horas. Una chica tumbada en el sofá, aferrada a su cojín. Triste, desolada incluso. Como dicen en Moulin Rouge, no hay nada más grande que amar y ser amado. Ella ama y no es amada. Se resiste a admitir que lo ha dado todo, que hasta el último hálito de amor se ha evaporado. Fumar no lo soluciona, pero ayuda a llevarlo. Otro klinex. Una lágrima, la última. Cada uno marca las pautas y se decide a tomar su camino. Una etapa, una historia. Una vida, mil y una.